Ryan ha llegado a un umbral de madurez creativa donde su estilo personal se vuelve inconfundible y se retroalimenta en cada una de sus ceaciones.
Esta es una pieza de arte que emociona y que nos retrotrae a lo más primigenio de nuestra naturaleza fundiéndolo en un crisol con nuestras ansias de sofisticación e individualidad.
El viaje al pasado que produce el hallazgo de este fósil se interrumpe, y desvanece, cuando nos encontranos con el juego de curvas y contracurvas, aristas y esfumados, concavidades y convexidades, que nos hablan del contrapunto propuesto por el artista en la creación de esta refinada pieza.
La talla es espléndida y la combinación de rusticado y arenado la complementan a la perfección resaltando, además, el ancho rim de líneas casi rectas. La boquilla, como siempre, es exquisita.
No puedo dejar de mirarla.
 
JMV